Leía recientemente declaraciones sobre un deporte nacional, el
futbol soccer; no soy propiamente un aficionado, pero me gusta estar enterado
de las noticias por mi profesión: soy comunicólogo y, por ende, estar informado
es prioridad.
Pero el asunto -para no darle vueltas- es que se me quedó
grabada una palabra, de esas que suelen tener mucha fuerza porque es ‘incómoda:
“tóxico”.
Resulta que un entrenador quería hacer una “limpia” en uno de los equipos más populares de México
porque consideraba que había “tres
o cuatro jugadores” que le eran incómodos, y a los que, en declaraciones a
personas allegadas a su equipo, los calificaba como “tóxicos”.
¿Qué palabra, no? Bueno, pero la
usamos con frecuencia cuando de hablar de alimentos se trata o incluso de
procesos médicos,
lamentablemente relacionados con consumo de sustancias prohibidas: “está en etapa de desintoxicación”,
solemos escuchar.
Pero no es que la palabra sea negativa, sino que se le ha dado
esa connotación. Ahora bien, viene esto al caso porque también es común decir que alguien quiere
desintoxicarse o “sacar” de
su régimen alimenticio
productos con alto contenido de grasas o azúcares que resultan ‘dañinos”,
tóxicos, pues…
Lo que quizás no se nos ha ocurrido es que podemos nosotros estar
“procesando” pensamientos
negativos, “tóxicos”, entonces ¿no? ¿Y no va siendo hora
de que también, como los
alimentos “malos”, desechemos
los pensamientos tóxicos de nuestra mente?
De hecho, para empezar, hay que reconocer que muchos malos
hábitos como el consumo de alimentos que nos suben de peso viene precisamente
de estados emocionales, de no poder controlarnos, de no medirnos, incluso de
ansiedad ¿no? No es la única causa, pero está presente.
¿Qué debemos hacer entonces? Aaah,
pues bien, recurramos a algunos ideas que nos comparte el blog ‘Sé lo que estás pensando’, que se publica en
el sitio excelsior.com.mx, y que nos habla precisamente de desintoxicar la
mente.
De hecho, de ahí tomamos la idea central de que buena parte de
lo que consumimos y nos hace daño, es porque algo anda ‘desconectado’ en
nuestra mente; pero hay más: según
la autora, existe una herramienta que nos ayuda a “sacar” todo eso negativo, y se llama “grafoterapia”.
¿En qué consiste? ¡Tan sólo en escribir! Y
hablo de hacerlo a mano; digo, muchos usamos la computadora porque resulta del
todo más fácil, y uno también
se ejercita cuando escribe, aunque sea en una “máquina”, las
ideas que uno “trae”; pero
hoy se trata de hacerlo de puño y letra.
Bien, pues para combatir cuatro elementos ‘tóxicos’ que residen en nuestra mente, la
autora propone lo siguiente:
Ansiedad, o sea, el miedo a lo que pueda “venir”, a asumir sin preguntar, puedes contrarrestarla, desde hoy,
independientemente del tipo de letra que quieras usar, escribiendo más lento.
Depresión, ese ‘hondo’
penar, sentimiento profundo de tristeza y desesperanza de que nada puede ser
bueno. Gráficamente, esto se representa “en caída”, por lo que escribe frases positivas de abajo a arriba, “sube tu estado de ánimo”.
Estrés, músculos tensos, vivir bajo
presión o con “los asuntos
para terminar ayer”... Lo que vas a hacer es escribir no sólo más pausadamente
sino dibujando un poco más tu letra y con separación, sin apoyar tanto el
bolígrafo o lápiz.
El último enemigo a vencer: el rencor, ese mal consejero de que
hay que tomar venganza, de que hay que desquitarse… ¿qué harás ahora? Escribir más redondeado, cambiar el ángulo de inicio de
tu texto, quita las puntas, por ejemplo cuando firmas…
¿Qué tanto tiempo recomienda nuestra
experta hacer esto? 21 textos por 21 días, porque en ese tiempo se forma el
hábito, el buen hábito, tal como pasa con Natural English con la repetición constante.
Creéme que
hay mucho de buen en estos ejercicios… ¡comienza hoy!
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