martes, 8 de noviembre de 2016

Aprender vocabulario positivo






Aprender vocabulario positivo

Uno de los temas fundamentales en el aprendizaje del inglés es, indudablemente, el vocabulario porque es obvio que sin nombrar las cosas es difícil comunicarse; no imposible, claro está, pero para cuando queremos aprender otro idioma, como en este caso el inglés, necesariamente tenemos que saber llamar las cosas por su nombre.

En cualquier idioma, siempre será más ‘fácil’ encontrar una relación física entre ‘nombre’ y ‘cosa’, es decir, entre, por mencionar un ejemplo, ‘silla’ y ‘ese artefacto de 4 patas que en el que nos sentamos a comer’.

¿Por qué pasa cuando intentamos ‘nombrar’ ‘cosas’ que ‘no existen’, por ejemplo, un sentimiento? Digamos el más común: el amor. No sólo es difícil de definir’ por el mismo hecho de que es tan complicado para los seres humanos -aunque debería ser lo más sencillo- sino porque no es algo que podamos ‘tocar’.

En términos simples, no es ‘físico’, no es tangible como lo es ‘botella’, ‘llaveo ‘automóvil’...

No es que eso sea distinto en el inglés; hice el comparativo con el aprendizaje de un idioma, porque para mí es mucho más fácil expresar así a lo quiero compartir hoy contigo, a lo que quiero llegar, pues…

Sucede que siempre será difícil ‘nombrar’ aquello que no vemos, por eso quizás también sea complicado porque no nos enseñan, por ejemplo, a nombrar nuestros sentimientos y nuestras emociones; antes, al contrario: nos enseñan a no expresarlas.

Con frecuencia nos preguntan “¿cómo estás?” y tan ‘automática’ es la pregunta, como ‘automática’ la respuesta: ¡Bien!, ¿pero qué significa bien? ¿Contento? ¿Tranquilo? ¿Emocionado por un ascenso de trabajo, por ejemplo? ¿Gustoso?

Nombrar las emociones, sin duda, no es una tarea fácil, pero es bien importante hacerlo; eso es a lo que actualmente llaman resilencia, y de la que hemos hablado en otros post.

Claro, claro, no quiero decir con esto que a todo el mundo le digamos nuestra vida, sobre todo si estamos en un momento poco favorable, si atravesamos un momento de tristeza, pero esto -decir qué sentimos- sí cuenta cuando estamos frente a personas que quieren ayudarnos, por ejemplo, un profesor que nos pregunta cómo nos sentimos hablando el nuevo idioma.

Tal vez si somos capaces de decir ‘temoroso’, el profesor sea capaz de darnos técnicas para revertir esa emoción ¿no crees?


Ahora bien, ése es sólo un ejemplo, en una situación específica, y en un contexto particular, pero, en la vida en general, lo que ocurre si somos capaces de nombrar nuestros sentimientos y emociones y de comunicarlos a nadie más -si no lo deseamos- que a nosotros mismos es que nuestra posibilidad de controlarlos será mejor.

¿Y para qué queremos controlarlos? Simplemente porque nuestro estado anímico depende en gran medida de estas emociones de todos los días”.

Recordemos que aún las emociones positivas pueden tener efectos negativos: si estamos muy emocionados podemos actuar impulsivamente; y esto se entiende con un ejemplo bien simple: como estamos muy contentos con el trabajo que tenemos queremos hacer de todo sin importar cuántas horas pasemos en la oficina, y trabajar de más puede no ser del todo positivo ¿me copias?

Yo te pongo un ejemplo simple: ¿has notado que cuando alguien se emociona, ‘aprieta’ más fuerte en un abrazo? No, no, no es que esto se malo, es que demuestra que uno puede no medir” y lastimar físicamente a la otra persona, aún sin quererlo.

Entonces, vayamos un poco más hacia la resilencia, aprendamos sobre la identificación y el manejo de las emociones, el resultado te sorprenderá ¡te lo dice quien lo ha probado!


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